Muchos
conocemos la historia del lolita en nuestro país y a sus protagonistas: en su
mayoría chicas con un sueño y mucho talento en sus manos. El handmade fue el
aliado durante muchos años del movimiento lolita. Antes de que se masificara el
dinero plástico y las compras por internet, que luego volvió esta búsqueda
de prendas y nuevas coordinaciones a la creación de líneas indie de ropa
lolita (conocidas ya son Chérie Cerise, The Sleeping Princess, Pirates and the
Crown Rose, entre otras.)
Este
fenómeno no sólo existe por la necesidad de una retribución económica para los
handmakers (que en su mayoría son egresados de diseño de vestuario o carreras
similares), sino porque probablemente tras el aumento de la demanda de ropa y el
acceso a las compras por internet, las lolitas del siglo XXI buscaban algo más
que hermosos prints y bellos diseños; comenzó a gestarse la búsqueda por la
exclusividad.

Los
primeros vestidos, blusas y faldas (y hasta los días de hoy en muchos casos) no
eran sino réplicas de otras prendas provenientes de Japón, hechas con telas y
colores similares: Los primeros días del Old School en nuestro país. Con el
boom de las compras en Bodyline (y hoy quizás agregando a TaoBao) hace ya unos 5 o 6 años, toda lolita podía
obtener no sólo las prendas básicas, sino también prints interesantes y
accesorios variados. La verdad es que el mercado de telas y materiales en
Chile, en ese entonces, no era muy esperanzador (había que dedicar muchísimo
tiempo buscando). Paradójicamente, las compras por internet no sólo ayudaron a
las grandes tiendas japonesas, sino también a las handmakers, quienes pudieron
acceder a telas de diversos colores y estampados que han permitido que hoy el
handmade se transforme en un tema sobre la exclusividad y no sólo como una necesidad
para seguir en el lolita o una fuente de ingresos para el hogar.
Yukiko,
una lolita handmaker de la comunidad Quinto Jardín, explica: “Dentro del lolita, creo que la mayoría (en
mayor o menor medida) llegaron porque era algo diferente, porque representaba
su personalidad, su forma de ver la vida (…) y nadie piensa igual a la otra. Entonces,
ser <<diferente>> en este estilo, que ya es particular y
característico, se ha vuelto difícil porque el internet ha hecho a todas
iguales. El handmade aparece entre todo eso, y da el toque de personalidad al
individuo, lo hace ser diferente, y creo que con el handmade se puede
representar la visión del lolita que cada una tiene”.